¿Cómo mantener la motivación mientras estudias?
Por: Tania Freytes Martinez
Has estado ponderando desde hace un tiempo la idea de comenzar tus estudios. Un día te dijiste: “Este es el momento; pero, ¿qué pasos tengo que dar?, ¿qué universidad escojo?, ¿qué carrera me apasiona?”. Cada día que pasas en el proceso de matrícula y entrega de documentos, y las constantes conversaciones con el personal de distintos departamentos, son escalones que te acercan al comienzo de esa gran meta.
¡Ya todo está listo para tu primer día! Muchas emociones afloran; hay ansiedad, nerviosismo, pero también determinación y una gran satisfacción porque, al fin, comenzaste a perseguir la meta que provocará crecimiento en tu vida personal y profesional. ¿Cómo mantenerte enfocado? ¿Cómo mantener el entusiasmo? ¿Cómo mantenerte motivado?
Según la jerarquía de necesidades de Maslow (1943), cada ser humano posee necesidades que van desde las básicas, como son las fisiológicas, hasta la necesidad de sentirse autorealizado. La motivación será una de las herramientas que jugará un papel esencial en el cumplimiento de tus metas y objetivos.
¿Qué es la motivación?
Es el motivo o la razón que provoca la realización de una acción. Se trata de un componente psicológico que orienta, mantiene y determina la conducta de una persona. Esta palabra se compone de la palabra latina motivus (‘movimiento’) y el sufijo -ción (‘acción’, ‘efecto’).
La motivación es una fuerza que impulsa al movimiento, no es algo que podemos comprar en el supermercado o farmacia, diciendo: “Buenas tardes. ¿Cuánto me cuesta una libra de motivación? Es que se me está acabando”. Tampoco es algo que podamos tomar prestado –“¿Me puedes dar un poco de tu motivación?”. La motivación se encuentra en nosotros.
Existen distintos tipos de motivación como, por ejemplo, la interna. Este tipo de motivación se genera cuando uno trabaja hacia determinada meta por razones internas, es decir, por autosatisfacción y autoestima. Muchos comienzan a estudiar para lograr un crecimiento en el desarrollo personal. Ya poseen una carrera, tienen un nivel académico, pero desean aumentar sus conocimientos en determinada área.
Otro tipo de motivación es la exterior, es decir, la motivación reforzada por razones externas. Quizás una de las razones por las cuales decidiste estudiar fue porque tu patrono te indicó que te están considerando para un mejor puesto, pero que debes obtener un grado académico superior. En este caso, la motivación determinante es el puesto que obtendrás luego de culminar tus estudios.
La motivación personal está constituida por ambas motivaciones, la interior y la exterior. Deseas culminar tu carrera por satisfacción personal, al igual que por los incentivos que vendrán luego de terminada la jornada académica.
Como asesora académica, he escuchado a muchos estudiantes expresar las razones que los motivaron a estudiar. Muchos dijeron que era por mejoramiento personal; otros, que querían inspirar en sus hijos un ejemplo. Algunos expresaron el deseo de crecer profesionalmente o de tener mejores oportunidades de empleo. Luego, a lo largo de su carrera universitaria, he visto a esos mismos estudiantes desanimados y, como dice el refrán, “tratando de enganchar los guantes”.
Si me preguntaran, “¿cómo puedo permanecer motivado en mis estudios?”, les diría, “Vuelve al inicio. Piensa en aquel momento en el que tomaste la decisión de comenzar. ¿Cuáles eran tus planes? ¿Cómo te visualizabas?”. Es en ese momento, cuando retrocedes en el tiempo, que te das cuenta de que el esfuerzo que has realizado dará su fruto.
Cuando te encuentres desfilando con tu birrete y tu toga negra, cuando tengas en tus manos el diploma, darás gracias por esa fuerza interna que te impulsó a lograr tu meta.